El gozo de encontrarse y aprender a ser catequistas

El gozo de encontrarse y aprender a ser catequistas

HERMINIO OTERO.– Durante estas últimas semanas se están llevando a cabo las Asambleas o Encuentros Diocesanos de Catequistas en diversas diócesis españolas. Es un momento de gracia que habla de la pujanza de los catequistas.

Damos cuenta detallada del encuentro de Madrid, al que asistimos, pero antes de nada queremos señalar también otros encuentros de los que hemos tenido noticia y que se han celebrado recientemente. Muchos de ellos se han centrado este año en la misericordia, como no podía ser de otra manera: Orense (Jubileo de la misericordia en la catedral y conocimiento de la misma), León (“En la misericordia... tú, catequista, encajas”), Alcalá y Albacete (Testigos de la misericordia), Tenerife y Cádiz (“El catequista, testigo de la misericordia”), Jaén (“El catequista, misionero de la misericordia”), Badajoz (Relatos de misericordia y taller de FANO)… Otras han seguido con sus proyectos: Cáceres (En clave sinodal para renovar y fortalecer nuestra fe), Plasencia (“Como en el pozo de Jacob”), Santander (“El primer anuncio y la conversión”), Asturias (El Proyecto Emaús), Zaragoza (“Parroquia + familia = iniciación cristiana”)… Y hay muchas más. Y faltan todavía algunas que tendrán lugar en las próximas semanas.

El Encuentro Diocesano de Catequistas de Madrid se celebró el 16 de abril y llevaba por título “Una catequesis de cine en el año de la misericordia”. A él acudieron más de 600 catequistas de las parroquias y colegios de Madrid, con el obispo monseñor Carlos Osoro a la cabeza, su primer catequista. Destacamos tres aspectos:

1. Un ambiente gozoso y esperanzador

Se respiraba entre los asistentes un ambiente de entusiasmo tranquilo pero tangible y muy real, y de alegría compartida y esperanzada, que fue creciendo desde la oración inicial hasta la despedida inicial. Todo ello no impide ser realistas y reconocer las dificultades que se tienen a la hora de trabajar. Se anunció la renovación de los materiales y elaboración de otros nuevos, sobre todo audiovisuales. En resumen: fue una inyección de ánimo para seguir haciendo más y mejor todas las cosas.

2. Otros materiales: la misericordia en el cine

Causó sorpresa y deslumbramiento entusiasta la ponencia sobre “La misericordia en el cine contemporáneo”, impartida por el crítico de cine Jerónimo José Martín. En ella, mediante continuas proyecciones de tráilers y breves escenas cinematográficas, hizo ver cómo no todo son sombras en la cultura contemporánea (relativismo, individualismo), sino que –según palabras del delegado de Catequesis, Manuel María Bru– “en ella se vislumbran siempre las dimensiones más humanas de la existencia, incluida la de la trascendencia, y cómo incluso el cine contemporáneo muestra continuamente el anhelo de misericordia y la experiencia de la acogida, la siembra y la promoción de la misericordia, de Dios y entre los hombres”. Nosotros pensamos que es en el cine donde resuena hoy de manera especial la Palabra de Dios. Solo hay que tener oídos para escucharla y ojos para verla.

Fue especialmente significativa la última escena que se propuso: el final de la película To the Wonder, de Terrence Malick, el director de la numinosa El árbol de la vida. En ella, el actor español Javier Bardem hace de sacerdote que acompaña a enfermos y moribundos. Bardem, “nada sospechoso de beato”, recita en español (la película original está en inglés) el inicio de esta bella oración de san Patricio con versos finales de san Agustín, encabezada por las frases “¿A dónde nos diriges? ¡Enséñanos dónde buscarte!”. (La escena puede verse clicando aquí)

Cristo acompáñame. Cristo ante mí,
Cristo detrás de mí, Cristo en mí,
Cristo debajo de mí, Cristo sobre mí,
Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda
Cristo en el corazón (…)
Sedientos… debemos ser.
Inunda nuestras almas con tu espíritu y vida
tan completamente que nuestras vidas
solo puedan ser reflejo de la tuya…
Brilla a través de nosotros…
Enséñanos cómo buscarte. Estamos hechos para verte…

Los catequistas quedaron prendados de la experiencia y mostraron sumo interés por aprender a trabajar de esta forma, que implica una lectura adecuada de la imagen.

3. Palabras de monseñor Osoro: salir al encuentro de la gente

Las palabras de monseñor Carlos Osoro animaron a los catequistas a “abrir la puerta de la Iglesia para que Jesús pueda salir al encuentro del hombre de hoy”, interpretando la expresión del libro del Apocalipsis en la que Cristo llama a la puerta de la Iglesia. Además de llamar para entrar y estar más en el centro del corazón de cada cristiano, también llamaría hoy desde dentro para que le dejemos salir al encuentro con el hombre, superando los filtros que tantas veces desde la Iglesia ponemos que dificultan ese encuentro. El arzobispo hizo un llamamiento a los catequistas a:

  • Acudir a la gente: “Ir a las situaciones reales de la gente para acercarles el rostro de Dios”.
  • Trabajar con esperanza: “El quejica, que se apunte a otra confesión: no es cristiano”.
  • Superar prejuicios y acoger a todos, independientemente de las circunstancias vitales y morales en las que vivan: “A veces somos expertos en meter el dedo en el ojo de la gente”.
  • Replantear el programa evangelizador y catequético a tenor del cambio epocal en el que vivimos, desde el espíritu de sinodalidad, comunión e integración, a los que el Papa nos llama en las exhortaciones Evangelli gaudium y Amoris laetitia: “Si queremos meter a trompicones el catecismo a la gente… no es eso. Hemos de reflejar el rostro del Señor…”. Y también: “Estamos en una Iglesia en salida porque todo ha cambiado. Esto exige un proceso de conversión personal para abrir la puerta al Señor que llama”.

Como en Madrid, en otros sitios de España y del mundo, los catequistas siguen encontrándose, aprendiendo y enseñándonos a ser cristianos.

 

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